¿Dictadura auto-golpeada?

En el grupo de WhatsApp de un edificio del este del este, un vecino reclama que por favor abran un grupo de política y otro de religión para que él no tenga que salir corriendo con los nervios de punta a revisar su celular cada vez que timbra. Este comentario fue un hecho extraño en un grupo de más de 100 participantes con devotas de cuanta virgen dorada pueda escuchar las súplicas por una "Venezuela libre" y fanáticos organizados que tienen inventariados a los pocos apartamentos rojos-rojitos así como las armas y personas dispuestas a usarlas "en caso de que pase algo" y tengan que salir "a defender la libertad".

Desde fuera del país se comunican familiares angustiados que sin saludar preguntan a penas atiendes el teléfono: "¿Están bien?". Pasas más de 30 min tratando de tener una conversación coherente mientras saltas temáticamente de "Las calles están tranquilas" a "En Paraguay sí hay un peo prendido" a "¿Cómo va a haber un golpe si esto se supone que ya era una dictadura?"... Click... Se "cortó" la llamada.

Un familiar abogado desde su título sin post-grados ni especialización (pero eso sí, "llámeme Doctor"), despotricaba con palabras rimbombantes y polisilábicas una retórica jurídica criticando la sentencia del TSJ... "Es verdad, esto es un golpe. Se ha roto el hilo constitucional". El mismo familiar nunca dijo nada cuando sacaron a Zelaya en Honduras el 2009, a Lugo en Paraguay el 2012, a Dilma en Brasil el 2016. Mucho menos cuando la Asamblea Nacional venezolana juramentó a los diputados del Amazonas investigados por fraude electoral contraviniendo la orden de la Sala Electoral del TSJ en incurriendo en desacato. Tampoco dijo nada cuando esa misma AN en desacato pretendió realizar un "juicio político" al Presidente Nicolás Maduro (a pesar de que esa figura no existe en nuestra Constitución). Hizo silencio cuando, a pesar de su histórico récord en incumplimiento de quórum en sesiones ordinarias, quiso declarar que el Presidente había abandonado el cargo. Y mucho menos dijo algo cuando tuvo la desfachatez de decir que la Carta Democrática estaba por encima de nuestra Constitución soberana.

Mi estómago se retuerce al ver a la Fiscal General dar su declaración ante los medios sobre su cuestionamiento a la sentencia del TSJ. Más allá del "cuestionamiento" me enferma el contexto, los aplausos... la sonrisa...

Como un buen jugo de lechoza, me alivia escuchar a nuestro Presidente abordar la situación desde la clausura del evento "Venezuela Digital" y escucharlo decir que no nos cambiarán la agenda, darle la vuelta a la situación y sembrar tranquilidad entre los chavistas y desconcierto en la oposición al utilizar términos como "discrepancia" e "impasse". Decir "Toda controversia deber resolverse por el diálogo y por vía de Constitución y leyes, no con posiciones extremas." para luego cerrar activando el art. 323 de la CRBV convocando al Consejo de Seguridad de la Nación.

Me pregunto qué será de la vida de los diputados de Amazonas.

Quedo a la expectativa. Mientras siguen ocurriendo barbaridades en países hermanos, el foco sigue siendo Venezuela. La situación es tan burda y torpemente exagerada y descarada que me pregunto si los titiriteros de la mediática internacional están en el borde del no-retorno y se las jugarán de una vez por todas con nosotros. Sabemos que vendrá el momento... Ellos están listos, ¿lo estaremos nosotros?

"Si yo me callo, gritarían las piedras de los pueblos de América Latina que están dispuestos a ser libres de todo colonialismo después de 500 años de coloniaje."
Hugo Chávez Frías 










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